29/4/19

Confesiones de una mala lectora


Lo admito: soy una lectora malvada. Una lectora horrible y malévola. Soy la peor lectora que existe en el universo. Infame. Despreciable. Si en algún momento los libros se levantan para juzgar a la humanidad, yo estoy condenada al desastre. Pero no me arrepiento de nada. Lo reconozco, hago todo lo que se supone que uno no debe hacer con los libros: juzgarlos por su portada, subrayar, ANOTAR COSAS EN ELLOS. ESCRIBIR CON BOLÍGRAFO. Últimamente incluso le estoy cogiendo el gustillo a eso de doblar las páginas. Lo sé, soy lo peor.
Pero, ¿sabéis qué? También creo que no estoy sola, que muchísima más gente lo hace. Incomprensiblemente, seguimos diciéndolo en bajito, con vergüenza buenoamimegustasubrayarloslibros... como si estuviésemos cometiendo algún crimen contra la humanidad. Y no es cierto. Si os paráis a pensarlo, un libro subrayado es un libro que contiene vida dentro de él. Pensamientos, ideas, teorías locas. Es un reflejo de todo lo que llevamos dentro en el momento de leer el libro. Incluso de nuestros estados de ánimo. Y eso es una joya de valor incalculable.

Julio Cortázar, por ejemplo, fue un gran fan de anotar y escribir en los libros. En esta edición de La realidad y el deseo, de Luis Cernuda, Cortázar escribe «¿A quién?», bajo el título de su poema «Homenaje», y escribe en la página anterior: «Aquí una adjetivación suntuosa, excesiva. ¡Pero cómo ordenar tanta sustancia peligrosa un ritmo sobrio y una estructura severa!». Fuente: Instituto Cervantes
¿Os imagináis tener este libro en vuestras manos? A mi me da un jari.
Sin embargo, seguimos pensando que subrayar los libros es un acto malvado. Lo admito, yo misma lo pensé en su día. Es difícil no sucumbir al poder del libro como objeto de culto y querer preservar los libros intactos por los siglos de los siglos. Es muy complicado no disfrutar cuando abres un libro y ves sus páginas inmaculadas o cuando lo hueles y aún mantiene ese olorcillo a nuevo (que aún estoy esperando que ALGUIEN consiga embotellar y vender porque yo me volvería adicta a esa mierda, querid@s) o cuando pasas los dedos por las páginas y están lisas y perfectas. También es difícil que nuestros ojos no se vayan a esa pequeña y diminuta marquita que le hicimos al libro una vez cuando se nos cayó JUSTO POR LA ESQUINA.
Pero también es indudable que los libros anotados son una pequeña joya. Son, literalmente, únicos en el mundo. No hay otro igual. A lo mejor en el mundo (que es enormemente grande) puede haber otro libro con la misma anotación en el mismo sitio. Pero, los que hemos echado mano de un boli mientras leíamos (sí, he dicho UN BOLI 😱), también sabemos que es casi imposible resistir la tentación de dejar nuestros pensamientos plasmados una sola vez. Habrá una frase que nos encante y no podamos evitar subrayar. Luego otra que nos recuerde una anécdota genial y que apuntaremos, o un párrafo que nos parecerá increíble y resubrayaremos hasta el infinito. Con cada una de esas marcas, será más difícil encontrar otro libro igual. Y, al final, haremos que sea único. Y además, ¿a quién no le gustaría poseer un ejemplar de un libro que le encanta anotado por su autor favorito? ¿Os imagináis tener un libro de George R. R. Martin anotado por Patrick Rothfuss? MUERO.

Los comentarios, en otras ocasiones, bordean lo anecdótico, como esta frase que Cortázar anota en la Antología de Pedro Salinas, llena también de señales y comentarios: «Leo en un restaurante de Rothemburg ob der Tauber. Hace frío. Mucho Weiss Wein» (vino blanco). Fuente: Instituto Cervantes

Creo que, a menudo, esta preocupación por mantener un libro en perfecto estado nos impide darnos cuenta de que realmente anotar nuestros libros los hace más nuestros, hace que disfrutemos mucho más leyendo y hace de la lectura un acto (aún) mucho más personal. Como bien dice Mikita Brottman en Contra la lectura, si no vamos a releer un libro (que nunca vamos a releer todos nuestros libros, admitámoslo), realmente nos dará igual tenerlo anotado, y si vamos a releerlo, nos va a encantar encontrarnos con nuestro "yo del pasado" a través de nuestras anotaciones. Además, seamos sincer@s, la mayoría de nosotros no prestamos nuestrros libros así que, ¿qué importa realmente si un libro está subrayado o no? ¿por qué ese odio a subrayar, escribir, pintar, doblar, anotar a boli y tener los libros inmaculados por los siglos de los siglos? Realmente el mejor legado que vamos a dejar a las próximas generaciones van a ser nuestros libros. Así que mejor que se los dejemos bien bonitos. 
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11 comentarios:

  1. ¡Hola! A mí también antes me daba cosa subrayar, doblar las páginas y realizar todo lo malo que se le puede hacer a un libro xD. Ahora siento que eso le da personalidad y valor a la novela, así que pensamos igual :P. Vivan los libros con personalidad :D. Un beso.

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  2. ¡Hola! A mí por ejemplo no me gusta subrayarlos pero entiendo a la gente que lo hace porque es como hacerlo más personal. Un besote :)

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  3. ¡Hola!

    La verdad es que te agradezco esta entrada porque me siento muuuy identificada, y aunque siempre que me dicen algo sobre eso digo "mi dinero, mis libros", la verdad es que te miran de una manera que por un momento te sientes culpable. Me ha encantado lo de la cita de Cortázar anotando un momento especial y me hace mucha ilusión hacerlo, siempre anoto cosas sobre el libro y sería genial hacerlo respecto a viajes o lo que sea.

    ¡Nos leemos!
    Lua.

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  4. Hola, que gran entrada aunque no comparto lo de doblar hojas , lo de escribir no me parece feo.

    Soy nueva en tu blog, ya te estoy siguiendo ♡

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  5. Hola! Me encanta lo que decís porque estoy totalmente de acuerdo. Hasta hace un tiempo siquiera acercar un lápiz a un libro me parecía un sacrilegio, pero ahora me encanta subrayarlos, anotarlos, doblar las hojas, no me importa si se marcan las esquinas, incluso usar resaltador...en fin, amo hacerlos bien míos. Aunque no lo hago en la primer lectura por si no me gusta y tengo que deshacerme de él, así que espero a la relectura. Creo que releí todos mis libros al menos una vez (o quiero creer que sí :P). Besos desde Entre Muros de Papel!

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  6. Hola.
    A mi desde nunca me ha gustado el subrayar o anotar cosas en los libros pero respeto a quienes lo hacen, ya que son sus libros (eso si, si lo veo en una biblioteca no lo soporto).
    Nos leemos.

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  7. Estoy contigo completamente, me gusta marcar y señalar e incluso escribir en los libros, los hace mas tuyos ^^ un saludo!!

    Intepretadoras de letras
    Desi

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  8. Hola yo nunca he sentido remordimiento a la hora de subrayar, doblas las hojas del libro, cada quien debe tratar a los libros como cree conveniente. Saludos

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  9. Yo opino que cada cual hace lo que quiere con sus libros, para algo se ha gastado el dinero en ellos.
    A mí no me gusta subrayarlos, ni doblarlos ni nada de eso, como mucho ponerle posit (y muchas veces ni eso, por no tener ninguno cerca).
    Lo siento, soy de esas personas que quieren consevar sus libros intactos.

    Nos vamos leyendo.
    ¿Mi Tesoro? Libros

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  10. Mis manías a veces se anteponen a mis gustos y aunque soy muy dado a subrayar, poner anotaciones...no soporto las marquitas que salen en los libros, salvo en los libros en inglés. Cunado empecé a leer en este idioma fue como superar una meta así que ver esas marquitas significaba que verdaderamente avanzaba y desde entonces todos mis libros en inglés tienen el lomo marcado jeje.
    Una entrada genial!!

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