24/4/19

El rincón de los libros: Facha, de Jason Stanley

Mis padres tuvieron que huir de Europa como refugiados, y yo crecí con las historias de una heroica nación que contribuyó a la derrota de Hitler y a la llegada de una época de democracia liberal jamás vista en Occidente. 
Facha es un ensayo divulgativo del filósofo estadounidense Jason Stanley, en el que analiza (como bien remarca el subtítulo del libro) cómo funcionan los mecanismos fascistas y cómo han entrado en nuestras vidas. Es decir, el libro constituye una implacable denuncia contra las derivas fascistas que está tomando la política mundial, y nos ayuda a entender cómo hemos llegado a este punto y, sobre todo, por qué. 
Los peligros del fascismo en política radican en la manera especial que tiene de deshumanizar a ciertos segmentos de la población. Al excluirlos, limita la capacidad de empatía de los demás ciudadanos y justifica el tratamiento inhumano; desde la represión de la libertad, el encarcelamiento en masa o la expulsión hasta, en casos extremos, el exterminio en masa. 

Nosotros y ellos

Este libro asusta. Asusta porque es demasiado real. Y, sin embargo, es una lectura adictiva que no he podido sino devorar. Literalmente, este libro es como ponernos un espejo en la cara (como sociedad) y hacer que nos estemos mirando horas y horas, escudriñándonos. El resultado no es agradable, pero también nos da pie a la esperanza. No está todo perdido. Aún no. 
Si consigues convencer a un pueblo de que es excepcional y de que está destinado a gobernar a otros pueblos por designio divino o ley natural, entonces le has hecho creer una mentira monstruosa. 
Como ya os he comentado antes, el libro básicamente explora los métodos que usa el fascismo para lograr establecer una dictadura. En primer lugar, se trata de crear un pasado ficticio y, en segundo lugar, dividir a la sociedad entre el "nosotros" (los buenos, trabajadores, y ciudadanos ejemplares) y "ellos" (los vagos, maleantes, delincuentes y parásitos de la sociedad). Una división que por supuesto es mentira, pero que, mediante diversas técnicas que emplea el fascismo (que básicamente consisten en joder a el segundo grupo hasta dejarlos en la más absoluta miseria) acaba convirtiéndose en real. En medio de todo esto está, por supuesto, la propaganda, el antiilectualismo, los ataques a la educación, la política de la ansiedad sexual, las desigualdades económicas y el empleo de una férrea jerarquía, aderezado con una enorme cantidad de mentiras que se hacen pasar como verdad para conseguir un fin último. ¿Acabar con las desigualdades? ¿Crear una sociedad mejor? NO AMIG@S. El fin último es el mantenimiento (y aumento, por supuesto), de los privilegios de la clase dominante. Es decir: más de lo mismo, pero con mucha más gente mucho más jodida de por medio. 
Maravilloso, ¿verdad?

La política fascista se aprovecha de la debilidad humana, que nos empuja a pensar que nuestro sufrimiento es más soportable si aquellos a los que despreciamos sufren más que nosotros. 
El libro también ofrece grandes (y excepcionalmente bien explicadas) respuestas a preguntas que yo personalmente me venía haciendo desde hace tiempo. Por ejemplo: ¿por qué la ultraderecha odia y desprecia el feminismo si es un movimiento que, en el sentido último, acabaría por beneficiar al hombre? Pues bien queridas, la respuesta es que el fascismo NECESITA, para poder perpetuarse, de una política en la que los roles tradicionales patriarcales se respeten a rajatabla por varios motivos: 1) para generar en el cabeza de familia la idea de que "todo está bajo control" y acabar con la amenaza a sus privilegios (la ideología fascista se sustenta en el empleo de todas sus tácticas hacia un fin 'positivo' como es el 'mantenimiento del orden público'), 2) para generar ansiedad y mantener en el cabeza de familia, que ostenta un rol marcadamente patriarcal, en un cierto estado de pánico hacia una posible pérdida de sus privilegios (el típico, 'no te confíes') y así poder justificar la falta de libertad e igualdad social y 3) para justificar el rol absolutamente autoritario del líder fascista, que actuaría como 'cabeza de familia' de todo el estado.

La política de la ansiedad sexual es un modo muy eficaz de representar los valores de libertad e igualdad como graves amenazas sin que parezca que se rechazan abiertamente. 
Una de las cosas más maravillosas (y tristes) de este libro es que está plagado de ejemplos sacados del escenario político actual para que tod@s entendamos a qué es a lo que se refiere exactamente Stanley. Dado que el autor es estadounidense, es obvio que hay muchísimos ejemplos de la política norteamericana (ejem, Trump, ejem), pero también hay muchos otros de países de Europa: la Hungría de Orbán, Turquía y Erdoğan... España no está porque cuando se escribió este libro Vox ni estaba ni se le esperaba (que ilusos y felices éramos, ¿huh?), pero no resulta difícil en absoluto que saquemos nuestros propios ejemplos a partir de lo que nos cuenta Stanley.

El fascismo quiere destruir la relación de respeto mutuo entre ciudadanos —que es la base de una democracia liberal sana—, para reemplazarla por la confianza en una única persona: el líder.

Creo que este libro es de lo más necesario para los tiempos que corren. En los años 30 la gente ni se imaginaba hacia dónde podía llevar el fascismo y se echaron las manos a la cabeza al saber la realidad. Todo el mundo se preguntaba: ¿cómo hemos llegado hasta aquí? ¿cómo hemos dejado que esto ocurra? Una vez terminada la locura nazi, de pronto, todo el mundo se mostraba desconcertado. Nadie entendía cómo un país entero había seguido a una persona tan horrible, que había llevado a millones de personas a la muerte. Y, pese a todo, ocurrió. A día de hoy, nos resulta imposible llegar a pensar que lo que ocurrió en los años 30 se pueda repetir. Sin embargo, olvidamos que también durante los años 30 era algo impensable. Inimaginable incluso. Y ocurrió. 

La irrealidad fascista es un preludio de las medidas fascistas. La política fascista y las medidas fascistas no pueden separarse fácilmente la una de las otras. 
Este libro nos enseña que, aunque nos parezca que el fascismo está completamente superado, lo cierto es que no es así en absoluto. Los métodos, discursos y políticas que utilizan una enorme mayoría de los líderes políticos de ultraderecha actualmente están claramente cortados por el patrón fascista. TO-DOS. Todos ellos apelan a un pasado mítico, una época lejana en la que la nación fue grande y no dudan en esconder bajo la alfombra aquellos datos que no les interesan. Todos ellos tienen un discurso marcadamente patriarcal, antifeminista, xenófobo y homófobo destinado única y exclusivamente a distinguir a los ciudadanos por clases y sembrar el odio entre unos y otros (para evitar que vean sus semejanzas, no vaya a ser que se entiendan y se alíen), todos ellos son neoconservaduristas y victimistas (que si las fake news, que por cierto a menudo difunden los propios partidos fascistas, que si la prensa nos odia, que si la sociedad nos maltrata, etc. etc.) y, por supuesto, todos ellos se aprovechan de la incertidumbre y de la situación de inestabilidad social para sus propios fines. Resulta que hoy en día se dan unas condiciones muy similares a las que propiciaron el ascenso al poder de Hitler en la década de 1930, y los partidos políticos están utilizando las mismas estrategias que ya usó el dictador. Y, lo que es aún más preocupante: mucha, muchísima gente, está sucumbiendo a este discurso del odio y está encantada con una retórica que enfrenta a los ganadores y a los perdedores. Es más, la ve NECESARIA. ¿Estáis asustad@s? Yo también. No es para menos.

La retórica fascista del orden público tiene claro el propósito de dividir a las personas en dos grupos: las que pertenecen a la nación elegida —y respetan la ley porque ese es su modo de actuar— y las que no, porque son desobedientes por naturaleza. 
Sin embargo, el autor nos da una buena noticia. No está todo perdido. Aún hay margen para la esperanza. Y la esperanza radica precisamente en aquello que el fascismo se empeña en destruir a toda costa: la unidad. ¿Sorprendente, verdad? La sociedad que se une, los sindicatos que plantan cara, son la kryptonita del fascismo. Una sociedad que no se deja llevar por el cómodo discurso del odio no sucumbe. Una sociedad que se une allí donde el fascismo la quiere separada, una sociedad que SABE cómo funciona el fascismo, no puede caer en él, porque le ve las orejas al lobo. Por eso este libro es DE VITAL IMPORTANCIA. 

La política fascista atrae a su público con el señuelo de no depender de las normas de juego democráticas, al tiempo que oculta que el nuevo régimen que propone no es una alternativa válida para construir una nación estable ni mucho menos libre. 
De una manera maravillosamente clara y sencilla (especialmente para tod@s aquell@s que no sabemos de sociología, ni psicología, ni ciencias política, ni de filosofía ni de nada de nada), Stanley nos muestra todo aquello que el fascismo quiere esconder bajo la alfombra: que no es ni una alternativa, ni es un sistema estable, ni da lugar a una nación más próspera, ni nada de nada. El fascismo siembra odio, desconfianza y recelo y eso es lo que recoge. Justo lo contrario a los pilares de la democracia. Por eso este libro es tan importante: para que sepamos cómo funciona el juego, y, sobre todo, podamos ganarlo. 



¿Vosotr@s? ¿Habéis leído el libro? ¿Qué opináis? ¡Contadme! Un beso enorme y...

¡Hasta la próxima aventura! 
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1 comentario:

  1. Hola, madre mía, este libro es para mi, no lo conocía. Debería ser de obligada lectura en institutos y universidades. Creo buena parte culpable de lo que esta pasando, porque como muy bien dices, esta pasando, la tienen los centros educativos ¿como puede ser que no se dé la guerra civil, y no sepan quien era Franco? Yo es que no puedo mas que llevarme las manos a la cabeza con esta ignorancia que se ha instalado en la sociedad y juventud. Son manipulados por los medios de comunicación, prensa, partidos políticos y siguen a estos descerebrados, muchos de ellos, demasiados diría yo, sin pararse a analizar la información, sin contrastar ni una palabra, sin usar el criterio y sentido común propio, y ponen en su boca las palabras dichas por aquellos como si fuese ley. En fin, me alegra que el libro no de todo por perdido, yo creo que vamos de mal en peor, cada vez que veo los telediarios estoy más convencida, y si encima añadimos a los políticos a los que la gente vota, inhumanos, sin gesto alguno de empatia por nadie, pues ya prefiero no ver como la sociedad cada vez es más egoísta y se deshumaniza a pasos agigantados. En fin, que desde ya te digo que es mio. Oye, espectacular tu reseña, me ha encantado, super bien escrita y resumida. Un abrazo.

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