El rincón de los libros: Emma, de Jane Austen

Emma Woodhouse, bella, inteligente y rica, con una familia acomodada y un buen carácter, parecía reunir en su persona los mejores dones de la existencia; y había vivido cerca de veintiún años sin que casi nada la afligiera o la enojase.

Emma fue la cuarta y última novela (antes de que se publicasen póstumamente La abadía de Northanger y Persuasión) escrita por Jane Austen. La obra cuenta la historia de Emma Woodhouse, una joven de veintiún años rica y mimada cuya única ocupación en la vida consiste en afanarse por casar a todos sus amigos, a pesar de que ella no quiere contraer matrimonio nunca. 

Las cosas no siempre son lo que aparentan

Simplemente os diré tres palabras: me ha encantado. Y lo cierto es que eso me ha hecho muy feliz. Como ya os dije en alguna ocasión, yo tenía una bonita relación de amor-odio con Jane Austen. Sus obras no me terminaban de convencer. Pero, sin duda, la verdad es que Emma ha conseguido robarme el corazón y por fin puedo declarme Fan Oficial de Jane Austen, para mi suerte y vuestra desgracia (porque sabéis que cuando me gusta una autora/or no puedo parar de daros la matraca con él/ella). 

La señora Weston era la receptora de un afecto basado en la gratitud y en la estima. A Harriet iba a quererla como alguien a quien se puede ser útil. Emma no estaba en condiciones de hacer nada por la señora Weston; por Harriet podía hacerlo todo. 

Una de las cosas que inmediatamente me llamó la atención de este libro es su protagonista. Emma es una mujer muy complicada, y eso es algo que no solamente me gusta mucho, sino que me parece muy avanzado para la época. Y es que Emma tiene opiniones y pensamientos que, aún a día de hoy, siguen siendo censurados en las mujeres: ella tiene la férrea convicción de no querer casarse. Más aún, no solamente me chocó esta idea de Emma, sino que me resultó fascinante la manera en la que todos los demás personajes lo aceptan como si de algo natural se tratase. Y es que, a pesar de que a día de hoy a muchas (muchísimas) mujeres se les sigue criticando por negarse a casarse o a tener hijos, metiéndolas debajo del paraguas del manido "ya cambiarás de opinión cuando llegues a ese momento/ veas que se te pasa el arroz/ encuentres a alguien/ crezcas/ cualquier otra afirmación tonta", a Emma, sin embargo, nunca nadie le dice lo que tiene que hacer. Sí, vale, es cierto que a veces es una odiosa niñata ingenua, pero valora su independencia por encima de todo. Y, teniendo en cuenta que esta obra se publicó en 1815, creo que esto es algo que hay que destacar. Porque que una mujer defendiese eso en la Inglaterra de principios del s.XIX, sin duda, debió de levantar unas cuantas ampollas. 

Me faltan las razones que de ordinario tienen las mujeres para casarse. Por supuesto ¡sería diferente si me enamorase! Pero eso no me ha sucedido nunca; no me va; no está en mi manera de ser; creo que no me enamoraré nunca. Y sin amor, sería una estupidez que cambiara de opinión. Fortuna la tengo ya; tampoco necesito buscarme una ocupación ni mejorar mi situación social; estoy convencida de que pocas casadas son tan dueñas de las casas de sus maridos como lo soy yo de Hartfield; y no creo que ningún hombre llegara a quererme tan entrañablemente como mi padre, ni que estuviera tan convencido de que siempre tengo la razón. 

Otro de los temas en los que se centra la novela es lo peligroso que puede resultar dejarse llevar por malinterpretaciones o consejos equivocados en el romance. Después de que Emma conozca a Harriet, una joven muy bella aunque poco inteligente de 17 años y de una posición social sensiblemente inferior a la de Emma, la señorita Woodhouse se propone casarla bien y ser partícipe de su ascenso social.
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Harriet, sin embargo, está enamorada del señorito Robert Martin, un joven de posición inferior a ella, por lo que Emma intentará, por todos los medios, desviar la atención de Harriet por Martin para centrarla en alguien superior: el señor Elton. Aunque desde un principio Emma es advertida de que es una idea nefasta, ella sigue empeñada en que su idea es lo mejor del mundo, ya que todo lo que ve en el señor Elton son claros signos de interés por su amiga. 

Como podéis imaginar, lo que ocurre al final es que, tal y como el señor Knightley, amigo de la familia, le había dicho a Emma, el señor Elton no estaba interesado en absoluto en Harriet sino que todas las atenciones con ella eran porque él estaba enamorado de la señorita Woodhouse. Imaginaos la cara que se me quedó cuando yo leí esto. 

FIN DEL SPOILER. 

Una de las cosas que más me ha llamado la atención son los maravillosos giros argumentales que tiene la novela. Nunca es lo que parece, y eso ayuda mucho a que el lector se mantenga enganchado (este libro me ha enganchado demasiado y el haber estado comentándolo con Noelia, del blog Laberintos de Tinta, ciertamente no ha ayudado a que mi 'enganchamiento' sea menor). La trama va cambiando constantemente, siempre está pasando algo, y, aunque el argumento no sea de temática fantástica, ni dramática ni ocurra ningún hecho imposible que no podría acaecer en la realidad, no por ello se hace una novela pesada ni menos interesante. La historia tiene muchísima fluidez y naturalidad, algo que denota que se trata de una novela de madurez de la autora, ya que la trama está muy bien llevada, los giros están puestos en el momento exacto para que el lector se quede con la boca abierta (literalmente) y el personaje principal tiene una redondez de la que carecen muchos de los otros personajes de la autora. 

Mientras los hombres no tengan sobre la belleza una actitud bastante más filosófica de la que ordinariamente se les atribuye, mientras se enamoren de caras bonitas y no de cabezas bien organizadas, una muchacha con el encanto de Harriet siempre será admirada y cortejada, podrá elegir entre muchos pretendientes, y estará, por lo tanto, en condiciones de ser exigente. 

Otra cosa que me ha resultado verdaderamente interesante, aparte de la profundidad de Emma, es cómo ella va madurando a lo largo de la novela. Es indudable que ésta es una obra de personaje (lo sabemos desde el mismo título), y esto, a veces, puede ser algo truculento, ya que puede o salir muy bien, o espantosamente mal. En el caso de Emma, la maestría de la autora es palpable, ya que ha sabido mostrar un cambio sutil, fruto de las experiencias del día a día y del propio crecimiento del personaje. Al principio, Emma resulta una muchacha pedante y engreída, que se piensa que siempre tiene la razón. Sin embargo, a medida que se va dando cuenta de los errores que comete, ella misma va percatándose de que en ocasiones no ha obrado correctamente. Pero, a diferencia de muchas otras obras de personaje, donde a veces nos encontramos a un secundario que redime a la protagonista, la perdona o le soluciona los errores, a Emma nadie le saca las castañas del fuego, sino que todo ha de hacerlo ella sola. Ese es el punto de inflexión para ella, la consciencia de que ha cometido errores muy gordos como consecuencia de su inmadurez y de su vanidad y que, ahora, no puede remediarlos. Emma es una muchacha demasiado lista como para no darse cuenta de que ha errado, demasiado engreída como para mostrarlo en público y demasiado egocéntrica como para dejar de lado sus planes. 

—Como regla general, Harriet, siempre he creído que si una mujer duda sobre si debe o no aceptar a un hombre, su obligación es rechazarlo. Si tiene dudas sobre el "si" debe responder "no" de inmediato. No se puede ir con dudas al matrimonio, o convencida solo a medias. Considero mi deber de amiga, y de amiga de más edad, decirte al menos eso. Pero no pienses que pretendo influir en tu decisión.

Por último, os diré que esta traducción me ha parecido increíble. Uno de mis mayores temores a la hora de enfrentarme a la señorita Austen era, precisamente, el que se me hiciese una lectura pesada, difícil, o que me fuera complicada de entender. Y, sin embargo, no ha ocurrido nada de eso. Me tomé mi tiempo hasta que me decanté por esta edición (una decisión en la que estuvieron presentes todos los ejemplares de Emma que había en La Casa del Libro, el suelo y yo) porque quería estar segura de que no me equivocaría, y la verdad es que así ha sido. La traducción es bastante buena, sencilla pero a la vez respetuosa con el estilo de la autora. No sé hasta qué punto la escritura está tan pulida por la propia evolución de Austen o por obra del propio traductor, pero el libro no se me ha hecho pesado en ningún momento, ni he tenido problemas para entender lo que se estaba contando ni para imaginarme lo que ocurría. Y no os podéis imaginar lo que me alegro de haber acertado en mi elección, de verdad, porque la obra lo merece. 

 ¿Y vosotros? ¿Habéis leído algo de Austen? ¿Conocíais Emma? ¿Qué os ha parecido? ¡Contadme qué pensáis! Un abrazo enorme y...

¡Hasta la próxima aventura!