17/3/19

El rincón de los libros: Eichmann en Jerusalén: un estudio sobre la banalidad del mal, de Hannah Arendt


Beth Hamishpath, audiencia pública, estas palabras que el ujier gritó a todo pulmón, para anunciar la llegada de los tres magistrados, nos impulsaron a ponernos en pie de un salto, en el mismo instante en que los jueces, con la cabeza descubierta, ataviados con negras togas, penetraron por una puerta lateral en la sala y se sentaron tras la mesa situada en el alto estrado. La mesa es larga, a uno y otro extremo se sientan los taquígrafos ofíciales, y, dentro de poco, quedará cubierta por innumerables libros y más de quinientos documentos. 
Eichmann en Jerusalén: un estudio sobre la banalidad del mal, es un ensayo escrito por la filósofa judeo-alemana Hannah Arendt. Eichmann en Jerusalén nace de los artículos que la propia Arendt escribió durante la cobertura que realizó para The New Yorker del juicio a Adolf Eichmann, el responsable de la conocida como "Solución Final", en Jerusalén. El libro no solamente nos muestra el desarrollo del juicio (que repasa la propia carrera de Eichmann), sino que también sirve para acuñar el famoso concepto de la 'banalidad del mal', que tantas ampollas levantó en su época (y sigue levantando, me atrevería a decir)

Hay destinos mucho peores que la muerte, y las SS tuvieron buen cuidado de que sus víctimas los tuvieran siempre presentes en su mente. 

El mal habita en el hombre corriente

Si tuviese que describir con una palabra este libro, tal vez diría que es un libro 'crítico'. Es un libro crítico en muchos aspectos de la palabra. Es un libro 'crítico' para entender el Holocausto, porque el papel de Eichmann estuvo íntegramente ligado a la muerte de millones de personas (al fin y al cabo, fue Eichmann quién se encargó de toda la la logística de transportes del Holocausto, la coordinación de la deportación de los judíos de todos los rincones de Europa y la construcción de las cámaras de gas en lugares como Treblinka y Auschwitz-Birkenau), pero también es un libro crítico con el proceso que se llevó a cabo en Jerusalén y, por supuesto crítico para reflexionar acerca del concepto del 'mal'. La filósofa cuestiona en el libro muchas cosas no solamente respecto al concepto del mal, sino también acerca del desarrollo del juicio y con respecto al propio estado de Israel. Incluso es crítica con el propio papel que tuvieron los judíos (y las organizaciones judías, especialmente) ante su propio exterminio: 

Eichmann no esperaba que los judíos compartieran el general entusiasmo que su exterminio había despertado, pero sí esperaba de ellos algo más que la simple obediencia, esperaba su activa colaboración y la recibió, en grado verdaderamente extraordinario. Esta era, «desde luego, la piedra angular» de cuanto Eichmann hacía, tal como antes lo había sido de sus actividades en Viena. Sin la ayuda de los judíos en las tareas administrativas y policiales —las últimas cacerías de judíos en Berlín fueron obra, tal como he dicho, exclusivamente de la policía judía—, se hubiera producido un caos total o, para evitarlo, hubiese sido preciso emplear fuerzas alemanas, lo cual hubiera mermado gravemente los recursos humanos de la nación.
Adolf Eichmann, durante el juicio en Jerusalén 
El libro, como es obvio desde el título, otorga una gran importancia a la personalidad de Eichmann, una persona con una falta de sesera muy grande. El ensayo nos muestra a un hombre narcisista, con unos tremendos deseos de grandeza pero que, en el fondo, no es más que un necio que por pura casualidad, consiguió medrar en la jerarquía nazi, sin otra cualidad más allá que la de cumplir la ley y las órdenes de sus superiores. Incluso durante su propio juicio, y a pesar de que le perjudicaba en su defensa, se jactaba de haber cometido actos que nunca pudo llegar a cometer. 
Eichmann era, en definitiva, una persona sin ningún tipo de personalidad propia. De hecho, siempre necesitaba tener a alguien cerca que le dijese cómo actuar, qué tenía que hacer y cómo tenía que pensar, y él simplemente se encargaba de cumplir las tareas encomendadas a rajatabla. El único problema es que sus "tareas encomendadas" consistían en acabar con la vida de millones de personas y la ley que tenía que seguir (como buen ciudadano que era), estaba basada en el aniquilamiento y en el asesinato. Técnicamente, y esto es lo que Arendt pone de manifiesto en el libro, Eichmann únicamente era un trabajador que cumplía con celo la tarea que le habían impuesto. En un mundo en el que toda la 'gente respetable' que él conocía apoyaba estas ideas, y teniendo en cuenta su falta de personalidad, ¿cómo iba él a ser menos y no apoyar el ideario nazi?

A pesar de los esfuerzos del fiscal, cualquiera podía darse cuenta de que aquel hombre no era un «monstruo», pero en realidad se hizo difícil no sospechar que fuera un payaso. Y como esta sospecha hubiera sido fatal para el buen fin del juicio y a la vez era bastante difícil de sostener en vista de los sufrimientos que él y sus semejantes habían causado a millones de personas, sus peores payasadas se tomaron escasamente en cuenta y casi nunca se informó de ellas. 
Eichmann no era inocente en ningún caso, y Hannah Arendt no discute su culpabilidad. Lo que sí discute es la manera en la que se llevó a cabo el juicio: que el gobierno israelí secuestrase a Eichmann desde Argentina para llevarlo y juzgarlo a Israel (lo que va contra el derecho internacional) o que se ejecutase a Eichmann con una "celeridad extraordinaria", apenas dos horas después de haberse pronunciado la sentencia, que, de acuerdo con la filósofa, desde antes de que se comenzase el juicio ya estaba dictada. Según Arendt "el proceso había sido injusto, y la sentencia también". Esto me hizo pensar en la cantidad de juicios que se celebran en nuestro país y que están tan mediatizados que desde el primer momento parece que sabemos cómo va a acabar porque ya desde un principio el acusado es tratado como si fuese culpable, de ahí que Arendt hable de un juicio injusto, en tanto que no solamente se celebró a costa del incumplimiento del derecho internacional, sino que también se ignoró de cabo a rabo el objetivo del juicio: hacer justicia. Aquí me surgió a mi una pregunta: ¿es válido hacer justicia (celebrar el juicio contra Eichmann) a costa de la injusticia (secuestrarle)? A ver si en los comentarios me la respondéis 😉. 
La finalidad de todo proceso es hacer justicia, y nada más. Incluso los más nobles propósitos ulteriores —«registrar un testimonio del régimen de Hitler que pueda resistir el análisis histórico en el futuro», que Robert G. Storey, asesor procesal en Nuremberg, dijo que era la supuesta finalidad superior de los juicios de Nuremberg— únicamente pueden servir para obstaculizar la finalidad jurídica principal, a saber, sopesar las acusaciones dirigidas contra el procesado, juzgar y aplicar el castigo conmensurado. 
A todo esto es lo que Hannah Arendt llama la "banalidad del mal", al hecho de que un crimen tan horrendo como lo fue el genocidio nazi estuviese perpetrado por gente normal y corriente, gente que solamente cumplía órdenes, exactamente como Eichmann. Arendt asegura que, a pesar del pensamiento general de que la mayoría de la gente somos capaces de discernir el bien y el mal (y la ley actúa como como un 'complemento' a este saber que tenemos todos interiorizado), en el mundo hay gente como Eichmann que no sabe distinguirlo y que, dado el caso de que se encuentren en un estado en el que el mal sea la norma, y no la excepción, se comportará sin ninguna duda de acuerdo con la ley perversa a la que está sometido.

La lección de esta historia es sencilla y al alcance de todos. Desde un punto de vista político, nos dice que en circunstancias de terror, la mayoría de la gente se doblegará, pero algunos no se doblegarán, del mismo modo que la lección que nos dan los países a los que se propuso la aplicación de la Solución Final es que «pudo ponerse en práctica» en la mayoría de ellos, pero no en todos. Desde un punto de vista humano, la lección es que actitudes cual la que comentamos constituyen cuanto se necesita, y no puede razonablemente pedirse más, para que este planeta siga siendo un lugar apto para que lo habiten seres humanos. 
De verdad, no os podéis imaginar lo que me ha impactado este libro. En él, Arendt actúa como "ojo crítico" hasta niveles insospechados y yo creo que eso es algo que enriquece el libro y lo hace mucho más interesante que si simplemente se tratase de una crónica del juicio como tal. El hecho de que la autora procure ser lo más imparcial posible al contradecir al fiscal o señalar lo que, a su juicio hizo bien el juez, nos abre una vía de posibilidades increíbles para reflexionar sobre el bien y el mal (especialmente sobre el mal), partiendo de la propia figura de Eichmann. Me resultaron claras las semejanzas entre el trabajo de periodista y el trabajo de juez o abogada (yo siempre barriendo pa' casa, ya sabéis), y, en cierta manera, me di cuenta de lo que realmente significa ser imparcial (ponerse en la piel de la otra persona y pensar en las causas que le pudieron llevar a cometer los crímenes que cometió, incluso aunque esta persona sea un dirigente nazi).

Por último, y antes de cerrar esta reseña con una cita del libro que me pareció sublime sobre el totalitarismo y el mal en el mundo moderno (no olvidemos que la autora también escribió Los orígenes del totalitarismo, obra que ya estoy deseando leer, porque creo que con los tiempos que corren es más que necesaria), he de deciros que es una obra que os recomiendo de todo corazón porque creo que va a expandir vuestra mente a niveles insospechados. También os digo: no esperéis una obra llena de trepidantes aventuras, dramatismo e historias horribles sobre lo malos que fueron las nazis. Esas historias se han contado una y mil veces, cada cual más terrible y más dramática (de hecho, los jueces dijeron en el juicio que los sufrimientos, a tan gigantesca escala, quedaban «fuera de la humana comprensión», que eran «tema para los grandes escritores, los grandes poetas», y que no podían ser objeto de la justicia de un tribunal, pero que, en cambio, los actos y los motivos causantes de tales sufrimientos no estaban más allá de la comprensión ni de la justicia formal). Esperad la historia de cómo un payaso consiguió dar muerte a millones de personas es juzgado por aquellos a quienes trató de exterminar. 

Y sin más, os dejo con esta maravillosa cita del libro para que reflexionéis sobre ella: 
Es propio de la historia de la naturaleza humana que todo acto ejecutado una vez e inscrito en los anales de la humanidad siga siendo una posibilidad mucho después de que su actualización haya pasado a formar parte de la historia. Jamás ha habido castigo dotado del suficiente poder de ejemplaridad para impedir la comisión de delitos. Contrariamente, sea cual fuere el castigo, tan pronto un delito ha hecho su primera aparición en la historia, su repetición se convierte en una posibilidad mucho más probable que su primera aparición. Las razones específicas que abonan la posibilidad de la repetición de los delitos cometidos por los nazis son todavía más plausibles que las que abonan aquella genérica repetición. La temible coincidencia del moderno y explosivo incremento de la población mundial con el descubrimiento de medios técnicos que, a través de la automatización, darán a amplios sectores de la población el carácter de «superfluos», incluso desde el punto de vista laboral, y que, por medio de la energía nuclear, permiten hacer frente a esta doble amenaza, con instrumentos en comparación con los cuales las instalaciones de gaseamiento de Hitler parecen un juguete para el uso de niños con malas inclinaciones, debiera ser suficiente para inducirnos a temblar. 


¿Vosotr@s? ¿Habéis leído el libro? ¡Contadme! Un beso enorme y...

¡Hasta la próxima aventura!
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7 comentarios:

  1. Hola suena bastante interesante el libro y lo que comentas y con respecto a la pregunte mi respuesta es undependiente a este caso creo que no es correcto hacer justicia a costa de cometer una injusticia ya que en ese caso dicha"justicia" estaria manchada por ese acto todos tenemos derechos independientemente de que seamos culpables o inocentes y este debe de respetarse y se debe tener un juicio en base a lo que señala la ley. En ocasines para las victimas esto se les hace injusto pero somos una sociedad y las leyes existen para nuestra sana convivencia y deben respetarse. Saludos

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  2. ¡Hola! ^^
    Parece un libro interesante, pero al ser un ensayo no me termina de llamar del todo. Creo que lo dejaré pasar por ahora, porque no es el tipo de lectura que busco en estos momentos.
    Besos!

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  3. ¡Holaaa!

    Guau, que pedazo de reseña te acabas de marcar, menudo análisis, me ha encantado ;)
    La verdad es que cuanto más iba leyendo sobre el libro más interesante me parecía, no se, eso de analizar el Holocausto desde un punto crítico con todo el mundo, desde la propia naturaleza del ser humano... guau.

    ¡besos!

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  4. ¡Hola! No conocía este libro, pero creo que puede ser muy interesante por los temas que comentas. Esta novela cuenta con un análisis exhaustivo y estoy intrigada. Ahora mismo no le daré una oportunidad pero sí en un futuro. Besos.

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    Respuestas
    1. Sé que he puesto novela, pero es la costumbre xD entiendo que es un ensayo :P.

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  5. Hola, el libro me parece interesante pero en mi caso se que voy a tener que sacar muy buen tiempo y paciencia para leerlo, gracias por la recomendación saludos desde kiwybooks.blogspot.com

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  6. ¡Hola!
    No lo he leído pero me has dejado con ganas.
    El tema es muy interesante, sobre todo tu pregunta sobre la justicia. La verdad es que no sabría que responder, es muy complejo, al igual que la banalidad del mal. Al final no es el hecho de que haya gente que no se plantee la vida y simplemente siga las leyes porque supuestamente es lo que hay que hacer, también tenemos una gran mayoría que tiene horror a no encajar en la sociedad, y más si sabes que si no sigues lo que te dictan puedes acabar muerto. El poder de la supervivencia es brutal, no quiero decir que excuse, simplemente que al final son individuos con unas circunstancias muy difíciles de llevar, y no me refiero a este señor, sino a personas que han llegado no a hacer barbaridades sino a consentirlas por miedo a las consecuencias que pudieran tener ellos. En fin, es que da para mucho.
    Me lo apunto^^
    Gran reseña =)
    ¡Un saludo!

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