El rincón de los Libros: Neimhaim, de Aranzazu Serrano Lorenzo

"Hubo un tiempo en el que los hombres creían que su vida era un hilo en manos de las Hilanderas, tres mujeres que urdían y tejían el lienzo del destino entre las raíces de un gigantesco fresno. Nadie escapaba a sus designios, ni siquiera los dioses"

Neimhaim es la primera parte de la saga Los Hijos de la Nieve y la Tormenta, obra de la española Aranzazu Serrano Lorenzo. El libro cuenta la historia de Ailsa y Shaghan. Ailsa es la hija del Señor de los Kranyal, un pueblo guerrero para los que el valor, el arrojo, y el amor por las armas es lo más importante en la vida, mientras que Saghan es un sereno sacerdote, heredero de los djendel, místicos seres que respetan la naturaleza en todas sus formas y que poseen dones sobrenaturales. Nacidos el día del solsticio de invierno, ambos representan la Alianza entre ambos pueblos, que durante mucho tiempo, vivieron separados, pero que decidieron unirse tras la llegada de unos crueles saqueadores. Aunque su destino es regir el reino de Neimhaim, una profecía y un dios desterrado se cruzan en su camino, poniéndolo todo en peligro. 

La novela es fruto del titánico trabajo de Aranzazu Serrano Lorenzo. Como ella misma dice en la introducción, toda la historia surgió, literalmente, de un sueño de una noche de verano. Aranzazu es licenciada en Periodismo y ha trabajado para medios como Europa Press, 20 Minutos o el Grupo Vocento. Su pasión por la mitología nórdica, la literatura fantástica, los cómics y la historia del arte están muy presentes en esta novela, que tiene un cariz muy personal. 

Una novela tan fuerte como delicada

Una de las cosas que más me ha gustado de esta novela es su equilibrio. Desde el principio, el carácter de los dos personajes principales, Ailsa y Saghan está muy bien plasmado. Los kranyal y los djendel son culturas completamente complementarias, antagónicas incluso, pero, en esa aparente diferencia, la autora ha sabido mostrar una unidad. Toda la novela en sí muestra el poder de la unión y la ayuda mutua frente al odio y la separación. Aunque las circunstancias que unen a los kranyal y a los djendel son extremas, y, al principio, parece que la unión es frágil, a medida que va avanzando la novela, vemos como ambas tribus tienen más cosas en común de las que podía parecer. 

Sus historias discurrían por separado, y poco más os puedo decir de ellas, excepto que la distancia creó con el paso del tiempo un temor que sus leyes asentaron, al prohibir cualquier incursión en el territorio del otro. Nadie sintió el impulso ni la necesidad de traspasar estas fronteras. Hasta la llegada de los saqueadores. 

Es de destacar lo bien perfilados que están todos los personajes, hasta el punto de que parecen tener vida propia. Eso es algo terriblemente difícil y se nota que solamente ha podido ser fruto de muchas horas de trabajo. O, mejor dicho, de 20 años, que es lo que la autora ha estado escribiendo Neimhaim. Hay mucha cohesión entre todos los elementos de la novela y no hay absolutamente ninguna contradicción (algo que todo amante de la literatura fantástica agradecerá). Además, la novela está magníficamente escrita, con un lenguaje épico pero comprensible y con descripciones que son casi cinematográficas. 

Gigantescas olas chocaban en medio del océano. Las nubes arrastraban las fuerzas del norte hacia un solo punto: un glaciar de hielo que descendía hasta una yerma estepa. En lo más alto, un sitial de hielo. Allí, ebrio de energía y de poder, un ser divino hacía de crisol para todas aquellas fuerzas devastadoras. 

Otra de las cosas que me ha encantado de la historia es el hecho de que sea la protagonista la guerrera y el protagonista el que necesita protección. Ailsa es una mujer fiera como nadie, y tiene un valor que ya quisieran para sí muchos hombres kranyal. Esto es algo que no suele ocurrir en la literatura fantástica, donde, salvo en contadas excepciones, generalmente el bravo guerrero suele ser un hombre. Creo que poner a la mujer en el papel de guerrera era algo muy necesario, y Ailsa es la más fiera de todas. Su arrojo contrasta con la sensibilidad de Saghan, que es un personaje absolutamente adorable y lleno de buenos sentimientos. A lo largo de la novela, los vamos viendo crecer, y el lector va experimentando con ellos desde la tierna inocencia de la infancia hasta el orgullo de la adolescencia. Me gusta especialmente el hecho de que sean personajes que no siempre saben lo que está bien y lo que está mal porque, al fin y al cabo, son jóvenes y, como todo el mundo, cometen errores. Como ellos, ningún personaje es totalmente bueno ni totalmente malo, sino que todos actúan siguiendo sus ideales y todos tienen sus propias metas. La profundidad de los personajes es, sencillamente, increíble. 

—¡Arriba, Señora de los Kranyal! —le gritaba Shöjka cada vez que la veía tropezar y caer al suelo; sus ojos brillaban por encima de la manta mientras seguían a su alumna.
Ailsa, maltrecha y helada, siempre volvía a levantarse.
Aunque se acercaba la hora del almuerzo, la anciana no tenía intención de darle un descanso. Ailsa se encontraba al borde de la extenuación. Sus cabellos, rígidos como témpanos de hielo, fustigaban su rostro como látigos.
—¿Te detienen unos pocos copos de nieve? —inquirió la vieja guerrera, desafiándola—. Cualquier crío de mi pueblo aguantaría más que tú. 

Neimhain es completamente diferente a muchos de los libros de fantasía que he leído. No se limita a contar simplemente una historia, sino que tiene muchas lecturas y transmite una increíble cantidad de mensajes que van desde la crítica a la guerra hasta una invitación a reflexionar sobre el destino o el uso de la fuerza bruta. Sin duda, el hecho de que Aranzazu haya estudiado periodismo ha influido mucho en esta obra, contribuyendo a que sea mucho más personal. La novela refleja mucho la personalidad de su autora desde la primera hasta la última página, y uno siente que, leyendo Neimhaim, puede llegar a conocerla un poco, como si de una puerta a ella misma se tratase. ¡No en vano, ella es la auténtica Señora de Neimhaim!

El único pero que le puedo poner a la novela es que, al final, hay demasiados personajes que no aparecen descritos físicamente y, en alguna que otra ocasión, me perdía y no tenía muy claro quién era quién. Si bien es cierto que los personajes principales están muy bien tratados, a algunos secundarios les falta un poco de profundidad o, al menos de contexto, ya que de pronto aparecen y uno no sabe muy bien de dónde han salido. Las escenas de batalla son excelentes aunque (esto ya es problema mío personal), a veces me pierdo en ellas. No sé por qué razón, me cuesta mucho imaginar las batallas.

La única cortesía que puedes esperar de tu enemigo es una muerte rápida.

Sin duda, Neimhaim está a la altura de cualquiera de las grandes novelas del género. Para mí, es sin duda la mejor novela de fantasía española que he leído hasta la fecha, superando a muchas otras grandes trilogías como Memorias de Idhún. Y, además ¡hay una segunda parte en el horno! 

Además, otra cosa que me ha encantado es que todas las ilustraciones que hay en el libro (portada y contraportada incluidas) las ha hecho la propia Aranzazu,* dando lugar a una edición muy cuidada e increíblemente bella. Sin duda, Aranzazu es todo un exponente para la fantasía española contemporánea.

*FE DE ERRATAS: Las ilustraciones de la cubierta (portada y contraportada) no son de Aranzazu, sino que son de la artista Vero Navarro. Las ilutraciones de Aranzazu son las del interior (Eitranan, Reyk, Staat, los mapas y logos). 

¿Habéis leído Neimhaim? ¿Qué os pareció? ¡No olvidéis dejarme un comentario! Un besote enorme y...

¡Hasta la próxima aventura!