El rincón de las películas: Coco, de Lee Unkrich

¡¡Hola a tod@s!! Hoy vengo a hablaros de una peli que ha logrado superar todas y cada una de mis expectativas. Se trata, como ya habéis podido imaginar, de la última de Disney Pixar: Coco.

Si os soy sincera, no sabía muy bien qué esperar de esta película. Fui al cine sin ninguna expectativa, ni para bien ni para mal, y, por supuesto, ni siquiera sabía de qué iba. Desde ya os adelanto (porque sé que os lo estáis preguntando) que sí, al terminar tenía lágrimas del tamaño de garbanzos en la cara. Yo, que no soy de llorar con las películas, lloré como una magdalena (para satisfacción de mi querido novio que nunca jamás me había visto llorar con una peli).

El resto del mundo obedece las reglas, pero yo obedezco a mi corazón.

La importancia de la familia

Si hay algo en lo que Pixar no deja de hacer hincapié (aparte de en el Amor-Verdadero) es en la familia. Brave, Inside Out... Prácticamente todas las últimas películas de la gran compañía estadounidense se centran en exaltar los valores más familiares como la solidaridad o el cariño mutuo (algo que resulta bastante lógico, teniendo en cuenta que se trata de películas para toda la familia), pero, sin embargo, en el caso de Coco, hay algo diferente. Algo más. 

¿Qué tiene Coco que no tenga Brave o incluso Inside Out? Estas últimas, si bien es cierto que me conmovieron y me gustaron, no llegaron a tocarme la fibra sensible al nivel de llegar a LLORAR. Porque sí, soy uno de esos extraños especímenes que no lloran con las películas salvo en contadísimas ocasiones. Así que os voy a decir aquí, en primicia y en exclusiva a todos vosotros qué es lo que más me gustó de Coco: su sinceridad. Porque, lejos del intento de lágrima fácil de las otras pelis (porque sí, es muy tierno, pero sabéis que la muerte de Bing Bong está puesta única y exclusivamente para que cientos de personas en el cine se echen a llorar por la pérdida definitiva de una infancia que ya estaba olvidada de todos modos), Coco es un filme con el que uno puede fácilmente conectar, sin importar la cultura en la que uno viva. Porque, al fin y al cabo, en toda familia hay temas-que-no-se-tocan o cuestiones especialmente peliagudas que, por comodidad o por costumbre, están terminantemente prohibidas en el seno familiar. En el caso de la familia de Miguel, es la música. Pero, ¿qué ocurre cuando uno de sus miembros se revela contra esa norma no escrita pero a la vez grabada a fuego en la mentalidad familiar? Que el delincuente en cuestión (y más aún si se trata de un niño) tiene un problema muy pero que muy gordo. 

Fotograma de Coco

La sinceridad de la película, aparte de por el excelente trabajo de documentación que se ha hecho (ya que aparecen muchas de las costumbres mexicanas que van más allá del prototipo mariachi-chamaco-tacos-rancheras-ayayayyyyy-fridakhalo, aunque todos ellos aparecen en un momento u otro de la película) se nota en la manera de resolver el conflicto. Me gustó muchísimo que Pixar saliera de 'el camino fácil' y tratase de aportar un poco de realismo a la historia. Porque lo fácil (y dramático) hubiera sido hacer que Miguel fuese repudiado por su familia y que se viese perdido en el Mundo de los Muertos sin nadie que le ame y que todo fuese oh-pobre-Miguel-él-solo-quiere-perseguir-sus-sueños-que-injusta-es-la-vida. Y, sin embargo, ocurre que la familia de Miguel no le deja solo en ningún momento. Nunca cesan de buscarle, ni sus familiares vivos ni los muertos. Porque, al final, la familia es la familia, y uno no puede huir y dejarla de lado sin más. La familia que tienes, para bien o para mal, es tuya y solo tuya y no basta con huir diciendo que "no quieres pertenecer a esta estúpida familia" porque, lo quieras o no, perteneces a ella y, aunque no estés, vas a seguir formando parte. 

A pesar de estar ambientada en el Día de los Muertos, creo que Coco es una excelente película para ver en navidad porque refleja todo aquello de lo que trata esta época del año (al menos en mi opinión): el amor por tu familia, tus amigos y las personas a las que quieres, la gratitud, la alegría, la aceptación de uno mismo, la confianza, y, en definitiva, la celebración de todo lo bueno que hay en nuestro interior. Y creo que, de un modo u otro, todo eso está presente en este filme. 
Pero, como no solamente de valores geniales se vive, también hay que alabarle a Pixar el haber hecho una película tremendamente entretenida y con algún que otro giro argumental que os va a dejar tal que así:

Una cosa con la que había mucha expectación (y escepticismo también), era por ver cómo habían hecho los productores para reflejar las tradiciones tan particulares de México respecto al Día de los Muertos. Yo no soy mexicana (si hay algún/a mexicano/a por aquí y ha visto la peli, le invito a que deje su comentario contando qué le pareció y si cree que refleja adecuadamente las tradiciones de su país), pero, por lo que he podido leer, parece que, sin duda, la compañía estadounidense ha sido capaz de mostrar las tradiciones y creencias de este país de una manera bastante acertada, y el hecho de que la película se haya convertido en el filme más visto de la historia de México (según datos del diario El País) tan solo cinco semanas después de su estreno parece confirmarlo. Y es que Unkrich, el director, pasó mucho tiempo pateándose todo México y empapándose de la cultura para poder tener una idea más acertada de cómo viven los mexicanos, de sus costumbes y, sobre todo, de sus leyendas.
El realismo de la película me pareció genial, pero una de las cosas que más me sorprendió (porque no me la esperaba en absoluto) fue el tema del doblaje. Como tod@s sabemos, la mayoría de las películas tienen un doblaje en castellano y otro en latino. Sin embargo, en esta peli, el doblaje en castellano y en latino es el mismo (y de hecho, muchos de los actores que ponen voz a los personajes son los mismos en ambos doblajes como el mexicano Gael García Bernal, Héctor en la película). Estos pequeños detalles y, sobre todo, el hecho de que aparezcan tradiciones mexicanas sin que se expliquen en la película aunque los espectadores no las conozcan explícitamente (como los alebrijes) son los que dotan de tanto realismo a la película y que a mi, sencillamente, me fascinaron. Porque no cabe duda que, si se hubiesen parado a explicarlo en el propio filme, hubiera sido todo un insulto a la cultura de México.

Nunca olvides lo mucho que tu familia te ama.

Creo que pelis como éstas son muy necesarias para fomentar, ante todo, el entendimiento entre los distintos miembros de las familias y ayudan mucho a la hora de superar las brechas generacionales. Viendo Coco es fácil comprender las motivaciones internas de todos los miembros (continuar con las tradiciones, respetar a los antepasados, etc., etc.) pero también nos podemos dar cuenta de que, a veces, quedarse anclado en el pasado puede ser igual o más dañino para todos que dar el paso y atreverse a replantearse las cosas que durante tanto tiempo nos han estado doliendo. Y, sobre todo, nos anima a ser capaces de olvidar odios y riñas pasadas y mirar todos juntos hacia el futuro. ¡Ah! Y a no olvidar que nuestra familia nos ama.

Un besazo enorme y...

¡Hasta la próxima aventura!