El rincón de las películas: El Editor de Libros, de Michael Grandage

Fotograma de la película 'El editor de libros'

¡Hola a tod@s! Hacía mucho que no traía reseña de película... ¡Y vengo a lo grande! Os traigo una reseña de una peli... ¡sobre libros! Se trata de El editor de libros, del director Michael Grandage. La peli cuenta la historia de cómo el editor Max Perkins, descubridor de grandes nombres de la literatura como F. Scott Fitzgerald o Ernest Hemingway se topa con la obra del excéntrico y talentoso Thomas Wolfe. 

“Es algo que nos quita el sueño a los editores. ¿Realmente mejoramos los libros, o los hacemos diferentes?” 

Los grandes olvidados

La película es toda una oda al trabajo de los editores, esos grandes olvidados del mundo de la literatura, inigualablea a la hora de convertir algo mediocre en genial gracias a su ojo crítico y a su increíble capacidad de cuestionar cada coma de un manuscrito. Max Perkins es un verdadero apasionado de las letras, capaz de reconocer un gran talento entre la inmensa cantidad de páginas que Wolfe le envía a su despacho. Perkins es un héroe de la literatura que nunca escribió una sola línea. 

Tengo que destacar el encomiable trabajo que hacen tanto Colin Firth como Jude Law en esta película, porque creo que ambos personajes (sobre todo en el caso de Law que encarna a Wolfe) resultan bastante difíciles de interpretar. Thomas Wolfe era una persona muy excéntrica, que veía el mundo desde su propio prisma de poesía y para quien escribir era tanto (o incluso más) importante que respirar. 

“…una piedra, una hoja, un piso sin descubrir; una piedra, una hoja, una puerta. Y todos los rostros olvidados”

Esta película rezuma pasión por los cuatro costados, y eso es algo que me ha encantado. Basada en hechos reales, es una excelente manera de acercar el trabajo de los editores a la par que nos ayuda a conocer un poco más a toda esa generación de escritores de principios del s. XX que tanto han marcado la literatura como Hemingway o F. Scott Fitzgerald. Todos ellos, unidos por un gran hombre: el maravilloso Max Perkins, alguien que, si bien parece aparentemente frío, en el fondo es generoso y sensible hasta tal punto que es capaz de prestar dinero al propio Fitzgerald quien, ya olvidado, se ve incapaz de cuidar de una esposa esquizofrénica.  

Aunque Tom y Max tienen una forma de ser muy diferente, encuentran un punto de unión en la literatura y, sobre todo, en el amor por lo que hacen. Para ellos, el trabajo es algo más que una manera de ganarse la vida, es una pasión que llevan en la sangre y que anteponen absolutamente a todo. Editar el segundo libro de Tom, de 5.000 páginas de extensión, es una tarea que les absorbe y les maravilla al mismo tiempo, como si fueran dioses encargados de crear un nuevo planeta. 

"Quiero capturarlo todo".

Después de ver esta película, lo único que quería hacer era sentarme en el sofá y ponerme a leer la obra de Thomas Wolfe, un escritor que, aunque conocía por el nombre, nunca me había propuesto leer. Me ha encantado la manera en la que el espectador es capaz de percibir toda esa pasión que flota en la atmósfera de la película y que nada tiene que ver ni con el lujo ni con el dinero sino, simplemente, con la escritura. 

Creo que cualquier persona que ame escribir se sentirá irremediablemente identificado con Wolfe, que vive obsesionado por querer captar la esencia de absolutamente todo lo que le rodea. Sin embargo, toda esa sinceridad a veces le lleva a ser una persona un tanto mezquina y arrogante. Después del éxito de la publicación de su primer libro, Wolfe se crece y se vuelve vanidoso, algo que aumenta tras la publicación de su segundo libro. El escritor es lo que yo llamaría un 'hombre-niño', alguien que no ha llegado a perder del todo ese carácter juguetón de la infancia y que, a veces, no es capaz de pensar que sus actos (y sus palabras) tienen consecuencias. Es una persona terriblemente solitaria, cuyo único amigo es Max Perkins, quien le comprende y sabe lo que pasa dentro de su cabeza. Para Wolfe, una vida sin escribir no tiene ningún sentido, ya que vive por y para ello. Y, cuando se ve obligado a reducir su novela, el trabajo de edición (junto a Max) se convierte en el centro de su vida, olvidando todo lo demás.

Thomas Wolfe interpretado por Jude Law

La película se acerca muy bien a lo que realmente significa ser un escritor, más allá de todo el mito que rodea a la profesión. Los escritores no dejan de ser personas normales y corrientes, algunas con más suerte que otras, que muestran en sus libros una parte de si mismos, de su carácter. Wolfe es una persona grandilocuente e histriónica, y, por lo tanto, sus escritos estarán bellamente construidos y serán largos y delicados. Para él, cortar una parte de sus escritos es como arrancarle una parte de sí mismo.

SPOILER. PASA EL RATÓN POR ENCIMA PARA PODER SEGUIR LEYENDO

Una escena que me llamó especialmente la atención fue cuando, durante una cena que Perkins ofrece en su casa para Fitzgerald y a la que se acaba uniendo Wolfe, éste saca el tema de la escritura. Fitzgerald está pasando por una época nefasta, su esposa acaba de salir del sanatorio, apenas recibe dinero y sus obras, poco a poco, van dejando de imprimirse. Ha caído en el olvido. Wolfe, por el contrario, va acumulando fama y dinero a pasos agigantados. Es el autor de moda y su capacidad creativa va creciendo por momentos. En un momento determinado de la noche, Wolfe, borracho y furioso porque Perkins le hace quitar párrafos de su novela una y otra vez, empieza a hacer leña del árbol caído recordándole a Fitzgerald que no escribe libros tan largos como los suyos "porque no tiene talento suficiente". Perkins, furioso, le echa de su casa. Wolfe se va y, al rato, aparece el editor, quién le echa en cara sus malos modales y su falta de tacto con Fitzgerald. "¿Cuántas palabras has escrito hoy?" le pregunta Perkins. "Unas 5.000", le responde Wolfe. "Bien, pues, si todo se ha dado muy bien y si Scott ha tenido mucha suerte, puede que haya escrito unas 100 palabras. Pero esas 100 palabras valen más que 5.000 de las tuyas". 

FIN DEL SPOILER

Al final, nos encontramos con que toda la fama de Wolfe se reduce al trabajo de edición. Perkins es uno de tantos héroes en la sombra que creyeron en la valía de un autor antes que nadie, que le ayudaron a crecer tanto artística como económicamente. Son los editores quienes realmente hacen a los autores desde la sombra, cediéndole todo el mérito para que sea éste quien se lleve la gloria. El editor de libros nos muestra las sinergias entre autor y editor, y cómo ambos son igualmente necesarios para hacer que la historia que con tanto cariño ha sido creada nos llegue al corazón a todos los lectores. Porque, de la misma forma que un autor sin editorial no es nada, un editor sin autores, tampoco lo es. 

¿Y vosotros? ¿Habéis visto la película? ¿Qué os pareció? ¿Conocíais ya a Thomas Wolfe? ¡No olvidéis dejar vuestro comentario! Un beso y...

¡Hasta la próxima aventura!