19/9/16

Mujeres que la Historia olvidó recordar: Bessie Smith

Bessie Smith, la 'emperatriz del blues'
La emperatriz del blues murió desangrada y rodeada de un halo de misterio. Durante mucho tiempo, su tumba ni siquiera tuvo un nombre para recordar, pese a que, en vida, lo había tenido todo.
Bessie Smith no cantaba blues. Cantaba sobre lo que era y lo que le rodeaba. Fue una verdadera estrella de su tiempo, un estandarte de ese gran sueño americano, y su vida fue tan intensa como cualquiera de sus blues más profundos.


Bessie nació en 1894 en Chattanooga (Tenessee), en el seno de una familia pobre y en una época en la que la segregación racial era el pan nuestro de cada día. Y, por si ser mujer, pobre y encima negra no fuese suficiente, a los pocos días después de su nacimiento, su padre, un pastor bautista, murió, dejando a la madre de Bessie con un bebé recién nacido y otros seis hijos. Doce años después, su madre y dos de sus hermanos morirían también. Bessie y el resto de la familia se fueron a vivir con su tía. Y fue aquí, a la tierna edad de doce años, cuando comenzó la leyenda. Porque para sobrevivir, Bessie comenzó a cantar en las calles, en compañía de uno de sus hermanos, que tocaba la guitarra.  Su voz profunda, que se asemejaba más a la de un alma vieja, que ha vivido mucho y que ha tenido más de un encontronazo con la muerte, sonaba sorprendentemente bien en boca de una niña que, aunque era aparentemente frágil, ya había visto la cara oscura de la vida y, aun así, se aferraba a ella.

 
Desesperada por irse de la casa de su tía y celosa de su hermano, que había conseguido trabajo en Moses Stokes, una compañía de variedades ambulante que viajaba alrededor de todo el país y en la que la gran Ma Rainey, la ‘madre del blues’ trabajaba, la joven Bessie suplicó y suplicó hasta que consiguió una audición. Rainey vio inmediatamente que la pequeña tenía talento y la acogió bajo su ala, enseñándole todo lo que debía saber para manejarse sobre cualquier escenario. Su relación trascendió la mera amistad y Bessie entró en el Moses Strokes como bailarina.

Conocer a Ma Rainey fue lo mejor que le pudo pasar a Bessie Smith. Ma era una mujer fascinante que, pese a carecer de atractivo físico, sabía cómo manejarse sobre el escenario para capturar al público con sus extravagantes atuendos y su voz cándida. En sus canciones, Rainey combinaba las expresiones folk de los cantantes de la América profunda con otras expresiones mucho más modernas provenientes del mundo del jazz, que poco a poco iba surgiendo en la ciudad. Su estilo fresco y desenfadado y sus letras, que relataban la vida de los negros como nadie lo había hecho nunca antes, resultaba realmente innovador. Y es que Rainey hablaba directamente, sin tapujos, sobre el alcohol, el sexo o denunciaba el maltrato a las mujeres negras no solo por parte sus amantes, sino de todo el mundo. Este tipo de letras se hizo muy popular durante las décadas posteriores, y Ma Rainey fue una de las primeras en popularizarlas. Y mientras todo aquello ocurría, la pequeña Bessie estaba allí, siempre al lado de su mentora.

  
Pero no fue solamente en materia musical en donde Rainey influyó en Smith. Dice el refrán que el roce hace el cariño y, en este caso, fue exactamente lo que ocurrió. Por si denunciar públicamente la penosa situación de las mujeres – y especialmente de las mujeres negras – no fuera suficiente, Ma no dudaba en cantar acerca de las relaciones lésbicas. Al fin y al cabo, ¿qué más daba que una mujer negra alzase su voz contra la moral puritana de la época?
El affair que mantuvieron les sirvió de inspiración a ambas, al tiempo que les ayudaba, de nuevo, a romper con los convencionalismos de la época. Las dos eran mujeres fuertes, que vivían la vida con pasión, amaban incondicionalmente y peleaban salvajemente. Sabían lo que querían, y no iban a dejar que nadie se impusiese en el camino. Se entendían muy bien (no en vano tenían casi la misma edad), por lo que tener una relación era, simplemente, algo natural. Ambas carreras fueron creciendo hasta que, en 1923, Ma y Bessie habían alcanzado el mismo nivel de fama. Tras la enorme popularidad que alcanzó Mamie Smith con su “Crazy Blues”, un nuevo género musical nació: el blues cantado por mujeres. Y, si esas mujeres eran negras, mucho mejor.


Bessie y Ma tuvieron que separarse. En 1923, el año en el que Bessie conoció y se casó con Jack Gee, Ma fue contratada por la discográfica Paramount Records y Bessie por Columbia Records, lo que supuso un primer paso hacia el estrellato. Grabó “DownHearted Blues”, que fue un hit de la época.
A los seis meses, ya había vendido 760,000 copias. En la canción denunciaba la violencia contra las mujeres con frases como “Once I loved a man//He mistreated me all the time” [Una vez amé a un hombre//Él me maltrataba constantemente].


Desde ese momento, su popularidad fue creciendo y creciendo, al tiempo que ella seguía denunciando las injusticias sociales, como en “Poor Man’s Blues”.

Viajó a lo largo de todo el país en un vagón de tren hecho especialmente para ella que contaba con toda clase de lujos, y sus viajes eran un canto a la vida y a la felicidad. Acompañada de todo su equipo, improvisaban shows en los que cantaban, bailaban, bebían y tenían sexo. En este momento, la cumbre de su carrera, cantó con muchos de los grandes artistas de jazz de todos los tiempos como Fletcher Henderson, James P. Johnson, Coleman Hawkins, Don Redman and Louis Armstrong. Con este último, que también trabajó con Ma Rainey, grabó “Cold in Hand Blues” and “I Ain’t Gonna Play No Second Fiddle”. Pero su mejor canción, la que le lanzó al estrellato fue “St. Louis Blues”.


Esta canción es considerada como el epítome del blues clásico, debido a la conjunción perfecta de la trompeta de Armstrong y la voz de Smith, además del maravilloso solo de trompeta. En este momento, Bessie Smith hizo que el blues dejase de ser un género minoritario, y lo llevó a los círculos más populares, y su fama llegó hasta límites de lo más insospechados. Se convirtió en la cantante negra mejor pagada de su tiempo y vendió miles de LPs.
Pero esto no era sino la calma que precede a la tempestad. La Gran Depresión afectó enormemente al sector del entretenimiento, y acabó con los sueños que la emperatriz del blues tenía de llegar al final de sus días rodeada de lujos y fiestas. La gente se había cansado del pesimismo del blues y lo que triunfaba eran los alocados ritmos del jazz. Ma Rainey ya había dejado el negocio, y a nadie le importaba si Bessie Smith podría o no sobrevivir con su “Kitchen Man”o si quería que la dejasen sola con su ginebra.

Y no solamente su carrera se estaba yendo a pique, su matrimonio también. En 1929 se separa de su marido, cuyos celos de Lillian Simpson, una bailarina de la compañía de Smith con la que se decía que la cantante había tenido relaciones, empezaban a ser insoportables. Y, junto a todo esto, su afición por la bebida crecía y crecía, lo que no ayudaba en absoluto. En 1931, había dejado de trabajar para Columbia.
Pero las emperatrices no se rinden. Siguió viajando y haciendo shows de vaudeville y consiguió reinterpretarse a sí misma, dando un giro de 180º al empezar a darle a sus canciones un giro hacia el swing. Además, en esta época, empezó a actuar. En 1929 participó en la película “St. Louis Blues” y actuó en Broadway. También grabó algunas canciones con las que alcanzó cierta popularidad como “Gimme a Pigfoot”.


Murió en 1937 y su muerte continúa aún rodeada de cierto halo de misterio. Mientras conducía por la ruta 61 en Mississippi, para ir a un concierto en Memphis con Richard Morgan, amigo y compañero durante muchos años, perdieron el control del coche al esquivar un camión que se les venía encima. Bessie resultó gravemente herida. A partir de ahí, el resto es todo muy confuso. Algunos dicen que una ambulancia la llevó a un hospital para blancos y no quisieron atenderla. Otros que murió en la ambulancia, mientras que también se dice que la llevaron a un hospital para negros pero ya no pudieron hacer nada. Pero su voz se había ido. Fue enterrada en una tumba sin nombre, rodeada de algunos cientos de personas que fueron a presentarle sus respetos.
Aunque su legado parecía condenado al olvido, lo cierto es que Smith dejó huella en muchos artistas como Billie Holiday, Aretha Flanklin o Janis Joplin, que pagó el epitafio de Smith: “La mejor cantante del mundo nunca dejará de cantar”.


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4 comentarios:

  1. Muy interesante la vida de esta mujer. Es una de estas mujeres que rompe con los tradicionalismos en una época en la que sólo aquellas con una carga de valentía se atrevieron a ello.

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    1. Exacto! Es exactamente lo que más fascinante me pareció, sobre todo teniendo en cuenta que son todo temas que se siguen reivindicando hoy en día.

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  2. ¡Hola!
    si supieras lo loca que me vuelvo para entrar en tu blog...jajaja...dándole a tu nombre, no sale directamente el blog, y siempre sé que es algo de oceanos, pero nunca recuerdo exactamente cómo es...pero bueno, he llegado a buen puerto, que es lo importante :D
    Por supuesto, no conocía a Bessie Smith, pero me encanta su música, ya he abierto en otra pestaña las canciones que has señalado, para ir escuchando mientras actualizo :P
    En todas sus fotos aparece súpero contenta, pero ¡vaya vida! lo que tuvo que sufrir...
    Lo de su muerte, como tantas de las época, sea por una razón o por la otra es muy fuerte y muy triste
    Un saludo :D
    http://yeswecanreadtogether.blogspot.com.es/

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    1. ¡¡Hola Ligaro!! La verdad es que la historia de esta mujer tiene tela tela... ¡y su música es increíble!

      Un besito :)

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